El Vaticano ha puesto en marcha una comisión para recoger información sobre la institución y adaptarla mejor a «la misión de la Iglesia católica»
EFE
El papa Francisco ha tomado una de las decisiones más esperadas de su recién estrenado pontificado: el nombramiento de una comisión de investigación para reformar el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como el Banco Vaticano, envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros. Esta comisión está formada por cinco miembros y tendrá carta blanca para investigar todo lo que ocurra en la sede del Banco de Dios. Mientras que la comisión para reformar la Curia -otra de las decisiones más esperadas y aplaudidas del papado Bergoglio-, comenzará a trabajar en octubre, los cinco miembros encargados de investigar las cuentas vaticanas se encuentran ya manos a la obra. Según el documento papal, podrán dotarse además de «colaboradores y asesores» externos para llevar a cabo su labor y conseguir «una mejor armonización del instituto respecto a la misión de la Iglesia católica».
La realización de cambios en el Banco Vaticano, envuelto desde hace tiempo en diversos escándalos financieros internacionales y acusado de falta de transparencia, era junto con la reforma de la Curia romana, estará en manos del cardenal italiano Raffaele Farina, del español Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru -que será el coordinador-, del cardenal francés Jean-Loise Pierre Tauran, la profesora estadounidense Mary Ann Glendon y Peter Bryan Wells, que actuará como secretario.
La puesta en marcha de esta de esta investigación es «un deseo del papa» encaminado a recoger «documentos, datos e informaciones necesarias para el desarrollo de las funciones institucionales» del Banco Vaticano. «El secreto profesional y otras restricciones establecidas por el ordenamiento jurídico (del IOR) no limitarán el acceso a la comisión», añade el documento informativo vaticano. Periódicamente, los cinco miembros del equipo tendrán que informar al papa y entregarle unas conclusiones al final de su trabajo, que aún no se ha dado a conocer por cuánto tiempo durará.
El Vaticano ha dejado claro también que no se trata de una intervención, pero el papa no quiere perderse ni un detalle de lo que ocurre en el IOR y para ello ya nombró el pasado 18 de junio a Battista Ricca, de 57 años, como nuevo prelado, una especie de secretario que puede participar en todas las reuniones de los órganos de decisión. Benedicto XVI ya había intentado dar un cambio al instituto al nombrar el pasado 15 de febrero al abogado alemán Ernest von Freyberg, de 55 años, nuevo presidente del IOR, en sustitución del italiano Ettore Gotti Tedeschi destituido el 24 de mayo del pasado año por el Consejo de Supervisión de esa entidad tras verse salpicado por irregularidades.
Son muchos los escándalos que han golpeado con fuerza al Banco Vaticano, como la quiebra del Banco Ambrosiano de Roberto Calvi, encontrado ahorcado bajo un puente de Londres en 1982, y que originó la quiebra de una treintena de empresas. Aunque el Vaticano siempre rechazó cualquier responsabilidad, sí admitió su «implicación moral» y pagó 241 millones de dólares de la época a los acreedores de la entidad. En enero se bloqueó el uso de tarjetas de crédito internacionales en el Vaticano cuando se descubrió que en una cuenta abierta por el Instituto para las Obras de la Religión (IOR) en un banco alemán circularon en un año 40 millones de euros
Comentarios