Comienza un nuevo año y con él nuevos recortes. Recorte en la economía familiar, recorte en el impuesto de la declaración de la renta, recorte en las libertades individuales, recorte en la libertad de los fumadores, recorte en la libertad de los internautas.
Para mí es difícil acostumbrarme a la idea de ser espiado constantemente, ahora, coges el coche y te siguen a todas partes, compras un portátil, mp3 o un disco duro y te incluyen un canon por suponer que eres un delincuente que vas a utilizarlo para piratear. No contentos con esto recaudan un impuesto en cualquier bar, acto público, fiesta popular incluso hospital por ver la televisión. Pero lo más grave es que la propuesta de ley pretende cerrar cualquier página que al criterio de una “supuesta comisión”, de la que todos sabemos por donde van a ir los tiros, incumpla la ley de propiedad intelectual. En mi juventud nos intercambiábamos los vinilos o aportábamos cada uno los suyos para hacer “nuestros guateques”, o simplemente para escuchar música. Al compartir la música conocíamos a nuevos grupos y nos animaba a ir a los conciertos de los grupos que nos interesaban o adquirir ese LP.
Los músicos de verdad ganaban adictos en los conciertos y a través de la venta de discos, pero no pretendían como ahora vivir del cuento. En cuanto al cine español subvencionado con el dinero de todos, la falta de espectadores es tan patética en la mayoría de estas películas, que incluso ni llegan a las salas comerciales.
Ahora llega la censura a internet, otro gran logro de esta sociedad, siguiendo el ejemplo de China, “paladín” de la democracia, van a censurar páginas web. No podemos compartir nuestros archivos ni poner música en nuestras páginas porque la voracidad recaudadora de unos adictos al régimen ZP quiere incluso asomarse al salón de nuestras propias casas.
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