
Hace una semana, fuimos con mi nieta Mar a un centro comercial.
Durante la comida me echaba "miraditas" furtivas y me acariciaba el brazo con delicadeza.
Al acabar yo me fui a fumar un pitillito a una terraza mientras jugaba con la abuela en un parque infantil.
Cuando vinieron, salió con su mamá de la mano y me trajo esta preciosa piedra de regalo.
Hacia muchos años que no experimentaba tanta ternura.
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