Francisco habló de una Iglesia más cercana a la gente.
Foto: EFE
El papa hizo una reflexión profunda y directa acerca de la institución y la invitó.
El papa Francisco advirtió el domingo durante la celebración de la misa de Pentecostés, que la Iglesia católica no se puede encerrar en sí misma y perder la conexión con el mundo de hoy.
El mensaje fue pronunciado ante más de 200.000 personas que lo acompañaron durante la homilía, donde también instó a los fieles a que sean abiertos y estén presentes en un mundo nuevo y cambiante.
“La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control (...) Y esto nos sucede también con Dios”.
Y añadió: “Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos”.
“Preguntémonos –continuó–, ¿estamos abiertos a las sorpresas de Dios? ¿O nos encerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?”.
Y luego Francisco planteó abiertamente la parte más revolucionaria de su mensaje, donde advierte a la Iglesia sobre la amenaza que representa para ella convertirse en una institución “autorreferencial y cerrada en sí misma”, resistiéndose a los nuevos desafíos y permaneciendo “bloqueada en estructuras que han perdido su capacidad de abrirse a lo que es nuevo”.
La misa de Pentecostés marca el día en que la Iglesia dice que el Espíritu Santo se presentó ante los apóstoles de Cristo. Y el papa utilizó esta coyuntura en su mensaje.
El Espíritu Santo –dijo– nos “salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto”, e “impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio”.
Asimismo, y también en clara alusión a la Iglesia, habló de la necesidad de tener coraje para acudir “a las calles del mundo” y alcanzar “los suburbios de la existencia”, remarcando que cuando “nos encerramos en nuestros particularismos, en nuestros exclusivismos, provocamos la división”.
En otros temas, el pontífice hizo un fuerte pronunciamiento en el campo socio-económico: “La economía –dijo– existe para servir al hombre. Nos preocupamos de los bancos mientras la gente se muere de hambre”.
El papa argentino (cardenal Jorge Bergoglio, de 76 años) ha dado ya varios signos claros de que infundirá un nuevo aire al papado, favoreciendo la humildad y el regreso a las calles, sobre la pompa y el esplendor.
EFE
Ciudad del Vaticano.
Comentarios